Mi Mirada

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Ayudar con otra mirada

Un cambio de mirada fue lo que llevó a este proyecto personal de acompañamiento a niñas y niños, a sus familias y profesores.

He pasado muchos años trabajando como orientadora en un centro escolar, escuchando y acompañando los miedos, frustraciones, deseos, necesidades y sufrimientos de alumnos/as, familias y profesores/as. Percibiendo la mayor parte de las veces una ansiedad y una necesidad de cambiar y solucionar lo que se catalogaba como problema. Enfocando la mirada en lo que falta, en lo que no funciona (como creemos o se nos pide que tiene que funcionar).

Generalmente, se ha enfocado el problema en el alumno/a y en el síntoma, queriendo cambiar esto sin mirar más allá, quedándonos en la superficie, sin ampliar la mirada, buscando generalmente los porqués y las soluciones rápidas. Se ha valorado más la normalidad, la unificación, la norma, sin pararnos a mirar, escuchar, sentir y conectar con la persona, con sus necesidades más profundas, sus motivaciones, sus potenciales, su mirada y todo su sistema.

Considero que hay que mirar a la persona en su conjunto: su modo de funcionar, de aprender, de responder, de estar, de sentir, de interactuar. ¿Cuál es su naturaleza?

Es una mirada que incluye TODO. Creo que hay que incluir también al sistema familiar y al sistema de clase.

Fot perfil Susana Barbarin

Susana Barbarin Lisarri

Psicóloga con especialización en psicopedagogía infantil y juvenil.

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«Toda solución nace dentro de cada criatura»

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Optimizar el potencial de cada persona

El objetivo de esta mirada sería optimizar el potencial de cada niño/a, dar respuestas según la naturaleza de cada persona y su entorno, para que todo pueda fluir de una forma mucho más natural y en equilibrio. De esta forma toda solución nace dentro de cada criatura.

Bajo mi punto de vista, no existen recetas estándar. Cada una/o va a necesitar cosas diferentes si queremos ser coherentes con su propia naturaleza y su proceso vital.

Por un lado, considero que tenemos que tener en cuenta el temperamento, la impronta y las cargas y dependencias sistémicas que cada una/o pueda tener. Por otro lado, podemos contemplar los conocimientos del desarrollo y las necesidades en cada momento evolutivo (que habrá que especificar en cada caso con mucha prudencia), y también será importante valorar la manera de percibir los estímulos que nos rodean con todos y cada uno de los sentidos y las respuestas que se dan a dichos estímulos, ya que pueden ser respuestas adaptadas y funcionales o puede haber una respuesta que, una y otra vez, colapsa el sistema nervioso, desembocando en conductas muy problemáticas y desadaptadas. También tendremos en cuenta las relaciones que se estén dando en la familia, en el grupo clase o en el grupo de amigos… y sus posibles desórdenes.